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El pasado 4 de noviembre tuve el honor de reunirme en Jerusalén con el presidente de Yad Vashem, Dani Dayan, en un encuentro que resultó tan cordial como profundamente emocionante. La reunión fue una oportunidad para compartir la historia que inspira mi libro Estación de Francia. Lo que mi padre nunca conto, centrado en la red clandestina del consulado británico, que desde Barcelona ayudó a salvar a numerosos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante la conversación, el Sr. Dayan mostró un gran interés por la labor de quienes, desde España, arriesgaron todo por salvar vidas. Le entregué un ejemplar del libro para su depósito en la biblioteca de Yad Vashem, gesto que simboliza un puente de memoria entre Barcelona y Jerusalén, entre quienes resistieron en silencio y las generaciones que hoy preservan su legado.

A la reunión se unió también, durante un tiempo, el Dr. Haim Gertner, director de la División de Desarrollo de Recursos y Alianzas de los Archivos de la Shoá del museo.  Su presencia añadió un valor especialmente conmovedor al encuentro, los padres del Dr. Gertner lograron salvarse cruzando los Pirineos por las mismas rutas en las que colaboraba mi padre, Venancio Ramis Corominas. Esa coincidencia cerró un círculo histórico y humano de una intensidad difícil de describir.

El diálogo con el presidente Dayan y el Dr. Gertner reafirmó la importancia de preservar y difundir las historias de quienes, con valentía y compasión, se opusieron al horror. Que Yad Vashem acoja este testimonio en su biblioteca es, más que un honor, una manera de asegurar que aquellas vidas salvadas  y las manos que lo hicieron posible,  sigan teniendo voz en la memoria colectiva.