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Querido Itzik,
Recibo con una alegría inmensa la noticia del regreso de Yair y Eitan. No hay palabras que puedan describir la emoción de saberlos de nuevo contigo, a salvo, después de tanto dolor y esperanza contenida.
Tu fuerza, tu fe y tu amor de padre han sido un ejemplo para todos los que te hemos escuchado y acompañado, aunque fuera desde la distancia.
Tu testimonio en la entrevista que compartimos para Enlace Judío me conmovió profundamente, y hoy cobra un sentido aún más luminoso: la vida, la esperanza y el amor siempre encuentran su camino.
Te abrazo con todo mi cariño y admiración, celebrando esta vida recuperada.
Con afecto,
Lydia Ramis